
Descubriendo Jala, Nayarit: entre tradición, naturaleza y gastronomía
Un despertar tradicional en Jomulco
Mi aventura comenzó en la comunidad de Jomulco, un pintoresco rincón enclavado en las faldas del imponente volcán Ceboruco. Al llegar, el aire fresco de la sierra y el murmullo de las aves me recibieron con una serenidad que pocas veces se experimenta.
Desayuné en El Itacate, un restaurante local que honra la cocina de las abuelas: platillos elaborados con ingredientes frescos, tortillas hechas a mano, frijoles de la olla y salsas molcajeteadas que evocan memorias de fogón y comunidad, unos delicias huevos lucero fueron los que degusté esa mañana.
Comer ahí no solo fue una experiencia gastronómica, sino un primer encuentro con la esencia hospitalaria del pueblo. El lugar es sencillo, pero su alma está en cada platillo servido con cariño y tradición.
Entre palma y sabiduría: el arte de los chiquihuites
Después del desayuno, visité el taller de chiquihuites de Don Maxi, un maestro artesano que ha dedicado su vida a preservar esta técnica tradicional de tejido con palma. Aprender a hacer un chiquihuite, esos característicos canastos que forman parte de la vida cotidiana de la región, fue un acto de conexión con la historia oral y manual del pueblo.
Con sus manos firmes y su voz pausada, Don Maxi compartió secretos que han pasado de generación en generación. Trabajar con fibras naturales, comprender sus texturas y darles forma me hizo valorar aún más la riqueza cultural que se esconde en los objetos más simples.
Aquí, cada trenza de palma es un poema rural.
Senderismo hacia la magia: la cascada El Salto
La jornada continuó con una caminata hacia uno de los tesoros naturales de Jomulco: la cascada El Salto. El sendero, entre árboles altos y caminos de tierra, fue tan revitalizante como desafiante. El esfuerzo se recompensó al llegar a la caída de agua, donde el sonido del torrente cayendo entre las rocas y la brisa fresca creaban una sinfonía natural inolvidable. El lugar es perfecto para detenerse, respirar profundo y simplemente contemplar.
Para los amantes del ecoturismo y la fotografía, es un escenario ideal, donde cada ángulo ofrece una postal distinta. No olvides llevar calzado cómodo, agua y, por supuesto, el deseo de desconectarte del mundo urbano.
Almuerzo con identidad: Restaurante Monroys y las tostadas gigantes
Ya con el apetito renovado, el almuerzo fue en el Restaurante Monroys, famoso por ofrecer uno de los manjares más icónicos de la región: las tostadas gigantes de Jala. Elaboradas con maíz criollo —el mismo que ha dado fama al Maíz de Jala, con mazorcas de hasta 60 cm—, estas tostadas son un verdadero homenaje al campo. Crujientes, generosas y cubiertas con guisos típicos como ceviche, chicharrón, pollo o frijoles, representan la abundancia y creatividad de la cocina rural nayarita. Sentarse a comer una de estas delicias, rodeado de familias locales y visitantes, fue una celebración a los sabores sencillos pero profundos.
Fe, historia y arte: Basílica Lateranense y Museo de Arte Sacro
Con el corazón lleno y el estómago satisfecho, la siguiente parada fue el centro histórico de Jala, donde se erige la majestuosa Basílica Lateranense de Nuestra Señora de la Asunción, una joya arquitectónica construida en cantera rosa durante el siglo XIX. Su fachada de estilo neoclásico y su imponente cúpula sorprenden a cualquiera que la contemple por primera vez.
Justo a un costado, el Museo de Arte Sacro resguarda piezas religiosas, arte colonial y objetos litúrgicos que narran la devoción profunda de los habitantes del municipio. Ambos espacios ofrecen un recorrido por la espiritualidad e historia que han marcado la identidad del pueblo por generaciones.

Una noche de descanso con estilo: Hotel Nukari
El día concluyó con una deliciosa cena en el restaurante del Hotel Nukari, donde cada platillo combina la esencia de la cocina regional con técnicas contemporáneas. Este hotel boutique, ubicado en el corazón de Jala, es una joya que fusiona comodidad moderna con diseño inspirado en la identidad cultural del pueblo.
Tras cenar, me permití un momento de verdadero descanso en su acogedor spa, un espacio que invita al relax absoluto con tratamientos a base de ingredientes naturales, aromas suaves y música ambiental que armoniza cuerpo y mente. Allí, disfruté de un masaje relajante que disipó cualquier tensión acumulada durante el día.
Dormir en Nukari, en una habitación con vista a los cerros, fue el cierre perfecto: un refugio de serenidad donde el silencio de la noche serrana se convierte en canción de cuna.
Tras un delicioso desayuno con café de olla, chilaquiles con pollo y pan de elote en Nukari, emprendí el viaje hacia la Sierra de Jala, una región poco explorada, llena de misticismo, naturaleza virgen y cultura viva. Llegué a la comunidad de Los Aguajes, donde el taller Manos de Viento me recibió con su labor silenciosa pero poderosa.
Allí, las mujeres artesanas tejen con barbas de pino, una técnica única y sostenible que convierte fibras naturales en objetos como cestos, sombreros y adornos. El aroma a pino, el sonido de las tijeras cortando y el crujir de las ramas entre las manos crean una atmósfera envolvente que honra al bosque desde el arte.
Exploración y leyenda: las Tinajas del Diablo
Acompañado por el guía local, el señor Martín, me dirigí a uno de los lugares más misteriosos y asombrosos de la región: las Tinajas del Diablo, en la Meseta de Juanacatlán. Este sitio, en medio del bosque, alberga formaciones rocosas esculpidas por la erosión y el tiempo, que asemejan vasijas gigantescas escondidas entre la vegetación.
Rodeadas de leyendas y relatos, estas tinajas despiertan la imaginación y el respeto por la naturaleza. Se dice que ahí habitan espíritus ancestrales, y la energía que se siente en el lugar es difícil de describir con palabras. Un sitio ideal para caminantes, amantes de la geología y quienes buscan experiencias profundas lejos del bullicio.
El señor martín compartió piezas únicas encontradas cerca de ahí te las muestro:
Entre árboles y estrellas: Cabañas Renacimiento
En la misma meseta, tuve la oportunidad de visitar las Cabañas Renacimiento, un conjunto de alojamientos ecológicos perfectamente integrados al paisaje. Rodeadas de pinos centenarios, estas cabañas ofrecen un retiro en total armonía con la naturaleza. Con paneles solares, baños secos y mobiliario artesanal, representan un modelo de turismo sustentable que invita a reconectar con lo esencial. Aunque solo estuve de paso, me prometí volver para quedarme una noche bajo las estrellas y el canto de los grillos.
Final dorado: viñedo Meseta del Cielo y cata sensorial
El viaje culminó en el majestuoso viñedo Meseta del Cielo, el primero en Nayarit, ubicado a más de 1,900 m de altitud. Suelos volcánicos, clima serrano y una visión enológica innovadora han dado origen a etiquetas como Syrah, Malbec y Macabeo que ya figuran entre las favoritas de expertos nacionales. Realicé una cata dirigida por su equipo, en la que exploré desde el vino rosado hasta su creación especial de vino de jamaica, llamado Santa Sirena, refrescante y perfecto para climas tropicales.
Las vistas del viñedo, con el volcán Ceboruco como telón de fondo, y la calidez de su gente, hicieron de esta experiencia una verdadera celebración al gusto y al paisaje.
Reflexión final: un viaje que se queda en el alma
Explorar Jala y sus alrededores no fue solo una experiencia turística, sino una travesía emocional y sensorial que me conectó con la tierra, la historia y la gente. Cada lugar visitado —desde el calor de una cocina casera en Jomulco hasta el silencio majestuoso de las montañas— reveló una faceta distinta de Nayarit: viva, auténtica, profundamente humana.
En Jala, el tiempo se desacelera y la memoria se llena de texturas, aromas y paisajes que perduran mucho después del regreso. Más que un destino, es un encuentro con lo esencial. Un lugar al que, sin duda, siempre querrás volver.
By Charlie viaja
Kilómetro a Kilómetro
- Inicio: Cabecera municipal de Jala
- Desayuno en El Itacate, en la comunidad de Jomulco.
- De Jala a Jomulco
- Llegada al taller de Don Maxi – taller de chiquihuites.
- De taller a Cascada El Salto
- Senderismo hacia la cascada.
- Del Salto a Restaurante Monroys
- Almuerzo en Monroys, con famosas tostadas gigantes hechas de maíz criollo local.
- Paseo cultural en el centro
- Visita a la Basílica Lateranense y al Museo de Arte Sacro.
- Hotel Nukari
- Cena con cocina local contemporánea, relajación en el spa y hospedaje.
- Día 2: Desayuno y Sierra de Jala
- Taller “Manos de Viento” – tejeduría con barbas de pino.
- Meseta de Juanacatlán: Tinajas del Diablo
- Recorrido con guía (señor Martín) entre formaciones rocosas agrestes y leyendas locales.
- Cabañas Renacimiento
- Exploración de estas cabañas ecológicas integradas en el bosque.
- Viñedo Meseta del Cielo
- Cata de vinos y recorrido entre hileras de uva, con vista al volcán Ceboruco.
