
La laguna que cambia de color
Una escapada mágica a Santa María del Oro, Nayarit
Día 1 – Rumbo al descanso
Salir de Tepic con rumbo a Santa María del Oro es como ponerle pausa al ruido y play al descanso. Basta tomar la autopista entre montañas suaves y campos verdes, donde la vegetación cambia conforme avanzas. En apenas 40 minutos, el paisaje urbano se transforma en una postal de tranquilidad.
Parada obligada: El Borrego
Antes de llegar al destino, hice una parada estratégica en el restaurante El Borrego, un clásico del camino. El aroma de la birria recién servida te envuelve antes de siquiera sentarte. El borrego a la plancha —dorado, jugoso, con ese toque ahumado que se queda en la memoria— fue el primer gran acierto del viaje. Comer ahí es como recibir un abrazo norteño en forma de platillo.
Consomé de birria: Ideal para templar el cuerpo en las frescas mañanas. Tatemada de cerdo: Carnes ahumadas con leña, servidas con tortillas hechas a mano. Tip: Abren desde las 8:00 am. Si vas en fin de semana, llega temprano para evitar filas.
Pueblo con alma y esencia
Después continué hacia el pueblo de Santa María del Oro. Calles tranquilas, casas de adobe con tejas rojas, señoras conversando en las banquetas y tienditas con letreros pintados a mano. El tiempo parece flotar más despacio entre árboles y una ligera neblina matutina. Y entonces aparece ella: la laguna. La iglesia de Santa María: Una joya del siglo XIX con fachada amarilla y detalles en cantera rosa. El kiosko central: Donde los locales se reúnen por las tardes a comer helados de garrafa.
Encuentro con la laguna
Después de descender por el camino serpenteante camino a la laguna por fin sentía que mi viaje había valido la pena, la laguna con su imponente presencia deleitaba mis ojos. Encajada en el cráter de un volcán extinto, la laguna cambia de color según el clima gracias a microorganismos que habitan en ella. Esa mañana brillaba en un tono verde esmeralda intenso, como si la naturaleza misma la hubiese pintado con brocha fina.
Verde esmeralda (en primavera)
Azul cobalto (en temporada seca)
Turquesa brillante (en días soleados de calor)
Descanso con estilo: Hotel Chi’l Jaj
Me hospedé en Hotel Chi’l Jaj, un sitio nuevo que combina diseño contemporáneo con materiales locales, piscina, restaurante, club de la laguna y todas las amenidades te ofrece este lugar. Desde la habitación, la vista a la laguna parecía un cuadro en movimiento. Dejé la mochila, me puse los lentes de sol y salí directo al agua.
Remar para desconectarse
Tomé el kayak y después el paddle board. Gracias a Samao adventures me deslicé por la superficie lisa mientras el sol jugaba con los reflejos del agua. Con cada palada, el estrés se iba y la paz tomaba su lugar. La laguna no solo se ve hermosa: se siente y el agua fresca en la que te puedes dar un baño, ni se diga.
Rentar kayaks ($200 MXN/hora)
Tomar clases de paddle board ($350 MXN con instructor)
Hacer paseos en lancha para conocer los rincones secretos de la laguna ($150 MXN
por persona)
Sabor junto a la laguna: Restaurante El Desagüe
Para la comida, seguí una recomendación local y según él, el mejor lugar para comer el platillo más emblemático de la laguna El Desagüe, justo donde el agua encuentra salida. El chicharrón de pescado fue una delicia: crujiente, dorado y jugoso, acompañado de tortillas recién hechas. Comer con vista a la laguna y brisa en la cara tiene otro sabor, el tiempo se detiene por un momento y me recuerda a ese sabor de cuando comía en casa.
Día 2 – Aventura entre montañas
Con las pilas recargadas, quise darle un giro de adrenalina al viaje. Conduje unos 20 minutos hasta Real de Acuitapilco, hogar de Arcadia Park Adventure. Ahí, rodeado de árboles altísimos y barrancos, viví la emoción del rapel, la escalada y las tirolesas que cruzan como hilos entre la naturaleza. El vértigo te sacude, pero al mirar hacia abajo ves un valle verde que te reconcilia con la altura. Y para recuperar energía, nada como un buen aguachile de la casa: fresco, picosito, ideal para cerrar la jornada de aventura.
Recomendaciones:
Tirolesas sobre el cañón
Puentes colgantes entre los árboles
Rapel en cascadas naturales
Recomendación: Lleva zapatos cerrados con buena tracción y ropa que se pueda
mojar
Despedida perfecta: Restaurante Nace del Mar
Para cerrar el viaje con broche de oro, reservé una mesa en el restaurante Nace del Mar, justo cuando el sol empezaba a caer. Pedí el platillo “4 Mares”, una mezcla generosa de mariscos al estilo nayarita. Mientras el cielo se pintaba de naranja, rosa y morado, la laguna reflejaba los colores del atardecer como un espejo vivo.